Desde
que un socialdemócrata aceptara sin debate ni dudas, introducir en la Constitución
la limitación del gasto público, comenzaron en parte los males del socialismo español, con esa
decisión política se fracturaba el “pacto constitucional”, tan trabajado y alabado
desde la transición hasta el comienzo de la crisis económica. Con esa decisión,
se introducía una medida acariciada históricamente por los conservadores, incorporando
un sesgo neoliberal en la Constitución, cuyo moderado equilibrio había costado
tanto, y todo, para combatir una crisis que pudo ser del capitalismo
internacional y que terminaron pagando los más débiles de la sociedad.
Por aquel entonces, se escucharon grandes palabras para
rehabilitar y reconfortar la maltrecha opinión pública, impuestos a los flujos
financieros internacionales (tasa Tobin), regulación y eliminación de los
paraísos fiscales, una nueva fiscalidad para los capitales. Pues bien, pasado
el tiempo, en nuestro País, sólo nos ha quedado una cifra de paro insoportable,
una reforma laboral que pudo ayudar a alcanzarla, un debilitamiento y pérdida
de calidad, tanto del sistema sanitario como del educativo, y una preocupante
gestión de las pensiones públicas. Ahora bien, todos nos enteramos que es eso
de la “prima de riesgo”, esto es, lo que el
capital internacional factura y gana por la falta de regulación financiera, o por
la permisividad de las legislaciones, por los excesivos endeudamientos
públicos, o por las veleidades políticas de algunos.
Transcurrido el tiempo, y tras esta crisis que
continuará, la económica y la de la “socialdemocracia” española, hemos escuchado,
que la solución está en girar a la izquierda, cuestión sorprendente cuando las
elecciones en este País está demostrado se ganan en el “centro”, pero más
sorprendente aún es escucharlo, pues hoy nos podemos preguntar, por qué si es
la solución no se giro a la izquierda entonces.
De
todas formas, esperemos que la acertada entrevista, en estos días, del Primer Ministro Francés, que sí cree en el
equilibrio presupuestario, y está contestado en parte por eso mismo, por los
suyos en Francia, resuelva las dudas que el futuro líder del socialismo español
pueda tener.
Nosotros
mientras, a seguir pagando más impuestos, es lo único que no han recortado en
estos años, percibiendo por esto los mismos servicios, o mejor dicho en algunos
casos peores servicios, y me refiero a los distintos niveles de la
Administraciones responsables en dispensarlos. Pero de esas cuestiones pocos
análisis hemos escuchado, pues bien, que quede claro, la vigencia o mejor dicho
la pervivencia del la “socialdemocracia” está sustentada en el mantenimiento
del Estado del Bienestar, y como todos sabemos, que este no puede funcionar a
cualquier precio, parece necesario un nuevo “pacto redistribuidor” que lo
mejore, que se podrá hacer desde las dos vertientes, desde los ingresos, aportando
al sistema en su conjunto por los que más tienen, o desde la eficiencia del
gasto, mejorando la gestión, que consiste, que unos servicios con calidad
aceptable tengan un precio ( fiscal, porque al fin de cuentas se financian con
nuestros impuestos), y si no saben cómo hacerlo, será necesario preguntar a la
sociedad civil ¿él cómo hacerlo?, pues creyendo como creo en el Estado del
Bienestar, su vigencia y fortalecimiento, tienen que venir de la mano de
mayores dosis de eficiencia, pues si aceptamos la economía de mercado, o eso
creo, que sea con todas sus consecuencias, y que los costes de estos servicios
y sus prestaciones, sean ponderados por los usuarios-contribuyentes, y que
estos, puedan elegir la forma y manera de percibir algunos servicios públicos,
siempre en un sistema democrático se debería tener la libertad de elegir.
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