Cádiz, agosto de 2014
Qué más da, si caza ratones. Esta famosa frase de Deng Xiaoping en 1960 era una crítica abierta a las tesis inmovilistas del sistema económico comunista que había fracasado ostensiblemente con el programa conocido por El Gran Salto Adelante que se desarrolló entre 1958 y 1961, inspirado por Mao Zedong y el comité central del partido comunista chino, con el que pretendían erradicar el hambre y la miseria del país más poblado de la Tierra, mediante un programa de reformas y transformaciones basados más en el voluntarismo y la colectivización de esfuerzos que en la de una modernización real de los sistemas productivos disponibles entonces en la Republica Popular de China.
Qué más da, si caza ratones. Esta famosa frase de Deng Xiaoping en 1960 era una crítica abierta a las tesis inmovilistas del sistema económico comunista que había fracasado ostensiblemente con el programa conocido por El Gran Salto Adelante que se desarrolló entre 1958 y 1961, inspirado por Mao Zedong y el comité central del partido comunista chino, con el que pretendían erradicar el hambre y la miseria del país más poblado de la Tierra, mediante un programa de reformas y transformaciones basados más en el voluntarismo y la colectivización de esfuerzos que en la de una modernización real de los sistemas productivos disponibles entonces en la Republica Popular de China.
Con este programa del Gran Salto, el gobierno chino pretendía industrializar el país y aumentar la producción agrícola haciendo uso del trabajo colectivo en masa obviando la importación de maquinaria pesada. La acción más llamativa llevada a cabo consistió en la creación de pequeños altos hornos en los patios de las casas para la fundición de acero. Se llegaron a crear un millón de ellos que solo pudieron fabricar una aleación de mala calidad y como consecuencia de ello la perdida de ingentes recursos tanto materiales como humanos.
Sin duda el dirigente chino Deng ,aprovechando la situación de la experiencia fallida del ambicioso programa, causante de la ruina del país y de una hambruna que se llevo por delante decenas de millones de chinos, se enfrento al poder establecido, representado por Mao, expresando en voz alta la famosa frase que significo la puesta en escena de su distanciamiento de la ideología comunista y al mismo tiempo reforzaba su convencimiento que, para sacar del atraso económico y social a la China de entonces había que cambiar ciertas reglas de juego propias de la ideología comunista imperante, incorporando principios propios de la economía liberal y capitalista al cerrado régimen comunista, esto es, supo anteponer el “pragmatismo” a los dogmas ideológicos del sistema; de hecho junto a Liu Shaoqi fueron los que hicieron posible el gran cambio experimentado por la República Popular de China en las últimas cuatro décadas.
La propuesta de Deng era que había que cazar ratones (salir del subdesarrollo que asolaba al país) importando poco o nada el color del pelaje del gato (incorporación de principios de la economía liberal capitalista), porque con la política de Mao y del comité central del partido los ratones se multiplicaban y campaban a sus anchas en una China cada vez más empobrecida.
Deng, después de aquel episodio de la famosa frase, cayó en desgracia y fue depurado y deportado a una provincia China y obligado a trabajar en una fábrica de tractores, al mismo tiempo que un hijo suyo quedo tetrapléjico después de haber sido lanzado por una ventana de la Universidad de Pekín por los guardias rojos creados por Mao Zedong durante el periodo de la Revolución Cultural.
Rehabilitado posteriormente al poder a partir de 1979 Deng llevo a cabo un ambicioso programa, conocido por las 4 modernizaciones, basado en la modernización de la Economía, de la Agricultura, de la Ciencia y el Desarrollo Tecnológico y de la Defensa Nacional.
Esta nueva política, condujo al reconocimiento diplomático de Estados Unidos, o a hechos tan insólitos como la venta de aviones de Boeing o el anuncio de la implantación de Coca Cola en Shanghái.
Estas aperturas hacia el modelo liberal económico siguieron promovidas y apoyadas por sus sucesores en el poder, desembocando en 2001 en el acceso de China a la OMC auspiciado por EEUU, con lo que se garantizó la apertura completa a todos los mercados occidentales, y con ello inundar al resto del mundo con sus productos, experimentando en más de una década un crecimiento económico inusitado hasta la fecha.
El gato famélico de Deng Xiao Ping , que no era ni blanco ni negro, se convirtió en el Tigre que ha modificado el equilibrio mundial.
Hoy España sigue atravesando una difícil situación de crisis que nos afecta a todos sumidos en una crisis profunda de la política, de una crisis moral y ética, económica y social que toca de lleno prácticamente a casi todas las instituciones y estamentos del país.
Por lo tanto y como diría Deng Xiaoping y también quien se hizo eco de su famosa frase en España, Felipe González: poco o nada debe interesar el color del pelo del gato, si de lo que se trata es salir como país de una concatenación de problemas que no parecen resolubles desde el partidismo reinante en estos momentos.
La altura de miras que debe exigirse a la Política, y a sus principales actores: los políticos ,no puede esperar más , por ello creo que es necesario acometer grandes y profundas reformas si queremos resolver nuestros problemas actuales y para ello es necesario trabajar desde la búsqueda del acuerdo y el consenso, desde lo que nos debe unir, abandonando y rechazando banderías partidarias, despojándonos de ropajes ideológicos que entorpezcan el progreso del país, dialogando sinceramente hasta que logremos un país donde nos reconozcamos todos :justo, solidario, culto, moderno y eficaz ante los retos presentes y futuros.
Trabajando desde la honestidad y la máxima transparencia por un crecimiento económico que haga sostenible la protección social eficaz del estado del bienestar, para ello hay que establecer acuerdos de cierta profundidad de las principales fuerzas políticas, no necesitamos gatos del pp, o gatos del psoe, o de cualquier otro partido… necesitamos gatos que cacen ratones.
Urge, en mi opinión y seguramente en la de muchos españoles hacer una apuesta conjunta de las principales fuerzas políticas. Un gran Pacto de Estado para enfrentarnos a la difícil tesitura actual, y afrontar una Nueva Transición democrática que pasaría por establecer las reformas necesarias en la Constitución para resolver viejos y nuevos problemas del país, que afectan, al modelo territorial y pueden afectar al modelo de convivencia si se quiebra y otros aspectos no menos importantes como el papel del Senado, la financiación de los territorios o la supresión de órganos obsoletos y duplicados.
Acuerdos para dar respuesta y protagonismo al papel de España en Europa haciendo valer el factor Mediterráneo, instando a una alineación de países que comparten con nosotros una cultura común como seña de identidad de nuestra posición en el continente.
Acuerdos para modernizar nuestro sistema productivo cambiando la maraña actual de trabas burocráticas, las reglas del juego regulatorias y financieras en aras de la creación de riqueza y empleo. Exigencia de transparencia en la gestión de los proyectos y las cuentas públicas. Reforma profunda del Tribunal de Cuentas
Acuerdos para fomentar la formación de calidad para el empleo. Ligando la formación solo al tejido productivo real: las empresas. La formación no tiene que financiar instituciones como organizaciones sindicales y empresariales.
Acuerdos para consensuar una educación solvente para todos, no excluyente, basada en la ética de los valores y la promoción de la ciencia y tecnología, desterrando que se cambie la ley de Educación cada periodo legislativo según quien ocupe el Gobierno.
Acuerdos para mejorar la eficacia y la eficiencia para hacer sostenible el depauperado sistema de salud, erradicando clichés trasnochados sobre el modelo de gestión.
Acuerdo para simplificar la ingente e ineficaz trama legislativa, limpiando y fijando solo las leyes necesarias.
Acuerdo para cambiar el sistema judicial, el sistema de elección de los jueces y fiscales, y los órganos de control de jueces y fiscales.
Estos son nuestros ratones más grandes y para cazarlos, tal como diría Deng, solo necesitamos un gato despojado de color alguno si queremos convertirnos en los próximos años en el Toro de Europa.
En mi opinión los primeros ratones que habría que cazar son aquellos que actualmente ocupan las cúpulas de los partidos políticos, sindicatos, magistratura, etc. Ellos son los causantes de la crisis educativa y de valores, del destierro de la ética e incluso de la ilusión por sacar el país adelante. Creo que su caza podría suponer la recuperación de una perspectiva de futuro en dos o tres generaciones. Sus aprendices deberían quedar incluidos en la redada. Ahora solo nos falta el gato.
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